SABADO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2009
Divididos en dos equipos, nuestros chicos enfrentaron a sus ocasionales rivales. Y observando que uno de ello repetía las buenas actuaciones de los últimos encuentros, puse mas celo en la observación del otro.
Y comienzo mi comentario por la conclusión.
No nos hemos percatado de que hemos llegado casi a la finalización de la temporada, con una casi nula cantidad de jornadas de entrenamiento, debido al número de partidos programados, sumada a los recesos porcinos y que atentaron gravemente en el año contra un desarrollo lógico en un equipo de rugby infantil, que tanto necesita de la permanente guía de sus entrenadores y una frecuencia este año no lograda.
Noté una regresión general, exceptuando tres o cuatro jugadores de mas antiguo comienzo, evidenciado por faltas de concepto en el juego hacia adelante, sustituido por permanentes corridas laterales, abuso de pases innecesarios, falta de tackle, suplido por tímidas aproximaciones al rival con los brazos extendidos, retrocesos innecesarios, pasividad en la búsqueda de pelotas sueltas y todo esto agravado en algunos casos por el uso del hand-off de los contrarios, jugada no permitida por el reglamento de rugby infantil para chicos de esta edad. Y generalmente aplicado con el efecto de puñetazo.
No tendría sentido comentar acerca de defectos de formación que además permitían las corridas de los rivales por los extremos de las líneas y pegados al line sin utilizar la simple jugada de correrlos fuera de la cancha.
Otro tema, pero que escapa a la posibilidad de solución en nuestro club, salvo el ejemplo permanente de los padres, son los gritos y observaciones constantes de personas mayores al borde del campo de juego, que resultan absolutamente inadecuados en competencias de nuestro deporte para esa edad.
¡Volvamos rápido a entrenar en nuestro club!
Debo destacar la actitud del coach Marcelo Adorisio, que ante las actitudes propias (que si fuesen jugadores mayores no dudaríamos en calificar como antideportivas), actuó rápida y severamente con uno de nuestros equipos; pero que gracias a esto servirá como ejemplo de lo que no hay que hacer en circunstancias de conflictos temperamentales, aunque los chicos tengan o crean tener razón.
Lo que hagan los otros, aunque resulte doloroso, en este juego, solo se responde jugando y la autoridad del juez jamás se discute.
Entendamos jugadores y padres, que además de un juego el Rugby es escuela.
EL CRONISTA SECRETO