SÁBADO 9 DE MAYO 2009
¡Los gordos acá!
¡Los tres cuartos con Pepe!
Era la forma de entrenamiento de mi época. Y sigue. Para diversos jugadores del mismo equipo
Los gordos ¡a la máquina!
Los tres cuartos ¡a pasar la pelota!
Y alguno de estos últimos, (no todos) a patear.
Y en los partidos, los forwards a matarse en formaciones.
A luchar pelotas perdidas.
A integrar el scrum. A limpiar salidas.
Una vez liberada. El problema era de los backs.
Los livianos y rápidos corrían y tackleaban, casi nunca entraban en las montoneras, (descripción antigua de rucks y mauls o si lo hacían, rápidamente salían.
Yo viví ese juego así. Yo hice entrenar así.
Hoy debo reconocer que es otra forma de deporte.
Al menos otra concepción del juego.
¿A que viene esto?
Porque cuando ahora veo entrenar a los infantiles, donde no existe separación de funciones, ni de puestos, ni de aptitudes físicas, veo no ya un comienzo sino un objetivo, tal vez no planificado. Y es el que se observa hoy en los principales equipos y seleccionados del mundo. Todos hacen todo. Todos saben hacer todo.
Tuve el gusto el fin de semana pasada de ver por televisión un partido de las semifinales de la Heinecken Cup entre Cardiff Blues y Leicester. Al finalizar los dos tiempos reglamentarios terminaron empatados. Hubo alargue y siguió el empate. Tuvieron que definir con patadas a los palos. Y entre los pateadores ¡había forwards!
Esta evolución en el rugby moderno, hace más importante todavía la integración absoluta en los entrenamientos y en el juego, sin separar funciones ni por cualidades ni por desarrollo físico.
Y tal vez sea por eso, que me divierto más viendo los partidos de los chicos que a la mayor parte de muchos planteles superiores.
EL CRONISRA SECRETO
¡Los gordos acá!
¡Los tres cuartos con Pepe!
Era la forma de entrenamiento de mi época. Y sigue. Para diversos jugadores del mismo equipo
Los gordos ¡a la máquina!
Los tres cuartos ¡a pasar la pelota!
Y alguno de estos últimos, (no todos) a patear.
Y en los partidos, los forwards a matarse en formaciones.
A luchar pelotas perdidas.
A integrar el scrum. A limpiar salidas.
Una vez liberada. El problema era de los backs.
Los livianos y rápidos corrían y tackleaban, casi nunca entraban en las montoneras, (descripción antigua de rucks y mauls o si lo hacían, rápidamente salían.
Yo viví ese juego así. Yo hice entrenar así.
Hoy debo reconocer que es otra forma de deporte.
Al menos otra concepción del juego.
¿A que viene esto?
Porque cuando ahora veo entrenar a los infantiles, donde no existe separación de funciones, ni de puestos, ni de aptitudes físicas, veo no ya un comienzo sino un objetivo, tal vez no planificado. Y es el que se observa hoy en los principales equipos y seleccionados del mundo. Todos hacen todo. Todos saben hacer todo.
Tuve el gusto el fin de semana pasada de ver por televisión un partido de las semifinales de la Heinecken Cup entre Cardiff Blues y Leicester. Al finalizar los dos tiempos reglamentarios terminaron empatados. Hubo alargue y siguió el empate. Tuvieron que definir con patadas a los palos. Y entre los pateadores ¡había forwards!
Esta evolución en el rugby moderno, hace más importante todavía la integración absoluta en los entrenamientos y en el juego, sin separar funciones ni por cualidades ni por desarrollo físico.
Y tal vez sea por eso, que me divierto más viendo los partidos de los chicos que a la mayor parte de muchos planteles superiores.
EL CRONISRA SECRETO